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Demetri Vulturi
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Demetri Vulturi
Nombre: Demetri Vulturi
Apodo: Mi nombre es Demetri, así tienes que llamarme.
Fecha de nacimiento: Aproximadamente en el año 400 d.C.
Edad: Haz cuentas...
Nacionalidad: Italiana
Lugar de Residencia: Volterra, Italia.
Edad de transformación: 21 años
Orientación Sexual: Heterosexual.
Nivel Económico: Alto
Raza: Vampiro
Ocupación: Guardia Vulturi
Dieta: Se les llama humanos
Descripción psicológica: En apariencia, Demetri es un vampiro amable y educado, le gusta dar esa apariencia. Sus gustos: la sangre de jóvenes, las mujeres y los autos rápidos. Muchos podrían decir que es un conquistador empedernido, le gusta flirtear con sus víctimas... Aunque también con otras vampiresas. Siempre será un caballero. Muchos podrían describirlo como un hombre siniestramente educado, con esa elegancia y altivez de quien se sabe con un poder que muchos no poseen. Cuando es necesario, no duda en entrar en acción, en ser un vampiro frío, cruel y despiadado, no titubea en nada. Él sabe que es el mejor en lo que hace, y eso provoca que sea arrogante, por no mencionar el amplio sentido de cultura con el que cuenta. Es completamente leal a los Volturi y tiene un respeto muy grande por las reglas.
Descripción Física: Alto, de 1.88 m. de cabello color castaño que mantiene un toque despeinado que lo hace ver despreocupado. De tez blanca y facciones marcadas y arrogantes, que acentúan su mirada profunda y misteriosa: sus ojos color borgoña dan la impresión de poder leer lo que piensas y, aún así, no parece que haya emoción en ellos. Sus labios delatan su desinterés cuando algo le aburre o considera irrelevante, mostrándose fruncidos cuando esto sucede. No suele mostrar sonrisas que no sean irónicas o sarcásticas, pero cuando lo hace, muchas mujeres las consideran encantadoras. Posee una complexión fuerte, con músculos marcados, producto del entrenamiento que tuvo desde que era humano, suele ser descrito como "afilado como la hoja de una espada". Posee un caminar despreocupado, sin dejar de ser elegante por naturaleza y altanero.
Historia: No recuerda la fecha exacta, pero era aproximadamente el año 400, unos años más, unos años menos, cuando Demetri nació en la ciudad de Roma, Italia. Su madre era griega y su padre era miembro de una de las familias más nobles, ricas y poderosas de Roma, los Orsini.
Pasó sus primeros años en Roma, instruyéndose en la vida de sociedad y lo que le esperaba al tomar el mando de los negocios familiares, aprendiendo a manejar la espada, además de lo que se esperaba de alguien como él, aprender latín, griego e instruirse en el derecho romano, al ser primogénito de su familia, además de que tuvo que aprender alemán por el trato directo que tendría con los hablantes de ese idioma. Cuando cumplió los 18 años, su familia fue a Grecia, específicamente a Ítaca, un feudo que pasó a manos de su familia cuando los normandos conquistaron la isla, ubicada en el mar Jónico.
Desde allí, siguiendo las órdenes de su padre, se convirtió en un condottiero, un capitán de las tropas mercenarias al servicio de las ciudades-estado de Roma.
Su padre estaba orgulloso de él, por que pensaba que no podría haber mejor capitán de los mercenarios que él, quien vería por el bien de su familia y la ciudad.
Como condottiero mostró una habilidad innata como líder, además de un extraño instinto para saber en dónde encontrar a las tropas enemigas, saber dónde dar los golpes maestros en las ciudades y, algo muy útil, saber dónde se encontraban los gobernantes de los lugares que saqueaban, los buscaba para exigir su lealtad a su familia y así ganar poderío.
Siempre mantuvo la idea que esas habilidades eran gracias a que sabía cómo pensaban los demás, a que lograba saber en qué lugares se escondían los demás, ponerse en sus zapatos y luego encontrarlos con rapidez. Aunque nunca se imaginó que se debía a algo más.
Al mando de tropas de los mejores mercenarios teutones, italianos y griegos, logró aumentar aún más la riqueza del feudo perteneciente a su familia al paso de unos cuantos años, además de enriquecer a la propia familia Orsini. Era de los pocos hombres que estaba ligado a su país y buscaba enriquecer a alguien más aparte de a sí mismo. Su compañía era célebre por la falta de escrúpulos y por considerar a la guerra como un arte. Demetri, sin embargo, era conocido por ser un hombre temido, aunque nadie comprendía muy bien las razones de esto, siempre fue de pocas palabras, hablando sólo lo necesario y por nunca perder el porte y elegancia que lo caracterizaba.
Sin embargo, nunca se puede complacer a todos. Un día, uno de sus allegados, un alemán de nombre Henricus, comenzó a hacer un plan para derrocarlo, para quitarlo de su puesto de capitán y, como era común en esos tiempos, la forma correcta de hacerlo, era matándolo.
Era de noche y la compañía acampaba a las afueras de la ciudad italiana de Ravena, descansando antes de hacer el saqueo al otro día. El hombre a quien consideraba su mejor mercenario, intentó asesinarlo mientras dormía, pero Demetri fue más rápido. Lo evadió y logró tomar su espada, comenzando con una lucha encarnizada, en la que ambos oponentes daban lo mejor de sí, a sabiendas que su vida dependía de ello.
El choque de las espadas y las palabras espetadas por el alemán, provocaron que los demás miembros de la compañía se levantaran. Henricus, al saber que eran muy pocos los hombres que le tenían algún tipo de lealtad, huyó hacia un bosque cercano.
Demetri, a sabiendas de que intentaría asesinarlo de nuevo, fue tras él, corriendo con esa rapidez que nadie del lugar podía igualar, dándole alcance pronto, volviendo a dar pie a un duelo en el que, ahora cegado por el miedo, Henricus tenía desventaja.
Antes de dar la estocada final, algo helado y afilado se clavó en la espalda del italiano. Se dio la vuelta sin pensar más y clavó su espada en el pecho del atacante, de uno de los cobardes seguidores de su contrincante que se había atrevido a atacarlo por la espalda. Con un movimiento más, haciendo uso de sus últimas fuerzas, su espada encontró su vaina en la garganta del alemán.
Ahora Demetri sabía lo que seguía. Se encontraba solo, a lo lejos podía escuchar el murmullo de los demás, buscándolos, el dolor en su espalda se acrecentaba y a cada momento se le hacía más difícil respirar. Era una herida mortal, lo sabía, incluso recordaba esos datos un tanto inútiles de anatomía, por lo que tenía conocimiento de que la daga del otro hombre ahora se alojaba en su pulmón y, como es natural, no podría sobrevivir con un pulmón perforado. Caminó un par de pasos, tambaleándose hasta caer sobre la tierra, sintiendo la calidez de la sangre correr por su espalda a chorros y su vista se nublaba.
Justo cuando pensó que era su fin, un hombre lo sujetó por fuerza. Intentó hablar y decirle que era inútil, pensando que era uno de los mercenarios, pero ningún sonido escapó de sus labios. Lo último que recuerda es un dolor punzante en el cuello y las muñecas, además de las palabras de un hombre: “Todo está bien, Demetri, tu nueva vida te espera”.
Pasaron lo que le parecieron, innumerables días, sólo de dolor y agonía, en el que sentía que su cuerpo iba a estallar de un momento a otro hasta que, de repente, el dolor cesó.
Al despertarse, se encontraba en otro lugar, en un castillo, pero no estaba solo. Un hombre de piel blanca y cabello negro, con ojeras marcadas bajos sus ojos, estaba de pie, con apariencia tranquila, cerca del marco de la puerta. Éste le explicó en lo que se había convertido, su nueva naturaleza y que habían estado vigilándolo. Dijo llamarse Aro y ser de la realeza vampírica.
Después de dudarlo por varios minutos, se dio cuenta de que quizá era cierto, que quizá los mitos eran ciertos. No le molestaba la idea de ser inmortal. Sí, tendrían que morir algunas personas para alimentarlo, pero no era muy diferente a lo que hacía cuando era humano. Además, ya no podría regresar con su familia.
Fue así como después de aceptar formar parte del aquelarre de los Volturi y ser de su guardia, comenzó a desarrollar ese don que había llevado multiplicado a la inmortalidad; el de rastrear.
Aro estaba complacido con esa nueva adquisición, a sabiendas de lo que había hecho Demetri en su vida humana, de su formación como luchador y líder, por no mencionar el don que poseía y que sabía sería útil.
Desde ese entonces Demetri es un miembro de la guardia Volturi, siempre al frente de cualquier pelea, orgulloso de pertenecer a lo que considera la realeza, a gusto de hacer que las reglas se cumplan.
Pertenencias:
-Conserva una moneda antigua como amuleto, una vieja superstición que tiene desde humano.
-Una moto BMW R 1200.
-Un Bentley BY 8.16 Hunaudieres color negro.
Hobbies:
-Su pasatiempo favorito son las mujeres.
-Siempre que sus deberes se lo permiten, le gusta viajar.
-Le gustan los autos y coleccionarlos.
-Es un amante del arte en general. Le desagradan las personas incultas.
Temores y debilidades: Por favor... ¿Sabes quién soy?
Poder: El mejor rastreador del mundo, además de mayor agilidad y fuerza que un vampiro normal. Puede hacer funcionar su don incluso a largas distancias. La única persona a la que no puede rastrear es a Isabella Cullen.
Apodo: Mi nombre es Demetri, así tienes que llamarme.
Fecha de nacimiento: Aproximadamente en el año 400 d.C.
Edad: Haz cuentas...
Nacionalidad: Italiana
Lugar de Residencia: Volterra, Italia.
Edad de transformación: 21 años
Orientación Sexual: Heterosexual.
Nivel Económico: Alto
Raza: Vampiro
Ocupación: Guardia Vulturi
Dieta: Se les llama humanos
Descripción psicológica: En apariencia, Demetri es un vampiro amable y educado, le gusta dar esa apariencia. Sus gustos: la sangre de jóvenes, las mujeres y los autos rápidos. Muchos podrían decir que es un conquistador empedernido, le gusta flirtear con sus víctimas... Aunque también con otras vampiresas. Siempre será un caballero. Muchos podrían describirlo como un hombre siniestramente educado, con esa elegancia y altivez de quien se sabe con un poder que muchos no poseen. Cuando es necesario, no duda en entrar en acción, en ser un vampiro frío, cruel y despiadado, no titubea en nada. Él sabe que es el mejor en lo que hace, y eso provoca que sea arrogante, por no mencionar el amplio sentido de cultura con el que cuenta. Es completamente leal a los Volturi y tiene un respeto muy grande por las reglas.
Descripción Física: Alto, de 1.88 m. de cabello color castaño que mantiene un toque despeinado que lo hace ver despreocupado. De tez blanca y facciones marcadas y arrogantes, que acentúan su mirada profunda y misteriosa: sus ojos color borgoña dan la impresión de poder leer lo que piensas y, aún así, no parece que haya emoción en ellos. Sus labios delatan su desinterés cuando algo le aburre o considera irrelevante, mostrándose fruncidos cuando esto sucede. No suele mostrar sonrisas que no sean irónicas o sarcásticas, pero cuando lo hace, muchas mujeres las consideran encantadoras. Posee una complexión fuerte, con músculos marcados, producto del entrenamiento que tuvo desde que era humano, suele ser descrito como "afilado como la hoja de una espada". Posee un caminar despreocupado, sin dejar de ser elegante por naturaleza y altanero.
Historia: No recuerda la fecha exacta, pero era aproximadamente el año 400, unos años más, unos años menos, cuando Demetri nació en la ciudad de Roma, Italia. Su madre era griega y su padre era miembro de una de las familias más nobles, ricas y poderosas de Roma, los Orsini.
Pasó sus primeros años en Roma, instruyéndose en la vida de sociedad y lo que le esperaba al tomar el mando de los negocios familiares, aprendiendo a manejar la espada, además de lo que se esperaba de alguien como él, aprender latín, griego e instruirse en el derecho romano, al ser primogénito de su familia, además de que tuvo que aprender alemán por el trato directo que tendría con los hablantes de ese idioma. Cuando cumplió los 18 años, su familia fue a Grecia, específicamente a Ítaca, un feudo que pasó a manos de su familia cuando los normandos conquistaron la isla, ubicada en el mar Jónico.
Desde allí, siguiendo las órdenes de su padre, se convirtió en un condottiero, un capitán de las tropas mercenarias al servicio de las ciudades-estado de Roma.
Su padre estaba orgulloso de él, por que pensaba que no podría haber mejor capitán de los mercenarios que él, quien vería por el bien de su familia y la ciudad.
Como condottiero mostró una habilidad innata como líder, además de un extraño instinto para saber en dónde encontrar a las tropas enemigas, saber dónde dar los golpes maestros en las ciudades y, algo muy útil, saber dónde se encontraban los gobernantes de los lugares que saqueaban, los buscaba para exigir su lealtad a su familia y así ganar poderío.
Siempre mantuvo la idea que esas habilidades eran gracias a que sabía cómo pensaban los demás, a que lograba saber en qué lugares se escondían los demás, ponerse en sus zapatos y luego encontrarlos con rapidez. Aunque nunca se imaginó que se debía a algo más.
Al mando de tropas de los mejores mercenarios teutones, italianos y griegos, logró aumentar aún más la riqueza del feudo perteneciente a su familia al paso de unos cuantos años, además de enriquecer a la propia familia Orsini. Era de los pocos hombres que estaba ligado a su país y buscaba enriquecer a alguien más aparte de a sí mismo. Su compañía era célebre por la falta de escrúpulos y por considerar a la guerra como un arte. Demetri, sin embargo, era conocido por ser un hombre temido, aunque nadie comprendía muy bien las razones de esto, siempre fue de pocas palabras, hablando sólo lo necesario y por nunca perder el porte y elegancia que lo caracterizaba.
Sin embargo, nunca se puede complacer a todos. Un día, uno de sus allegados, un alemán de nombre Henricus, comenzó a hacer un plan para derrocarlo, para quitarlo de su puesto de capitán y, como era común en esos tiempos, la forma correcta de hacerlo, era matándolo.
Era de noche y la compañía acampaba a las afueras de la ciudad italiana de Ravena, descansando antes de hacer el saqueo al otro día. El hombre a quien consideraba su mejor mercenario, intentó asesinarlo mientras dormía, pero Demetri fue más rápido. Lo evadió y logró tomar su espada, comenzando con una lucha encarnizada, en la que ambos oponentes daban lo mejor de sí, a sabiendas que su vida dependía de ello.
El choque de las espadas y las palabras espetadas por el alemán, provocaron que los demás miembros de la compañía se levantaran. Henricus, al saber que eran muy pocos los hombres que le tenían algún tipo de lealtad, huyó hacia un bosque cercano.
Demetri, a sabiendas de que intentaría asesinarlo de nuevo, fue tras él, corriendo con esa rapidez que nadie del lugar podía igualar, dándole alcance pronto, volviendo a dar pie a un duelo en el que, ahora cegado por el miedo, Henricus tenía desventaja.
Antes de dar la estocada final, algo helado y afilado se clavó en la espalda del italiano. Se dio la vuelta sin pensar más y clavó su espada en el pecho del atacante, de uno de los cobardes seguidores de su contrincante que se había atrevido a atacarlo por la espalda. Con un movimiento más, haciendo uso de sus últimas fuerzas, su espada encontró su vaina en la garganta del alemán.
Ahora Demetri sabía lo que seguía. Se encontraba solo, a lo lejos podía escuchar el murmullo de los demás, buscándolos, el dolor en su espalda se acrecentaba y a cada momento se le hacía más difícil respirar. Era una herida mortal, lo sabía, incluso recordaba esos datos un tanto inútiles de anatomía, por lo que tenía conocimiento de que la daga del otro hombre ahora se alojaba en su pulmón y, como es natural, no podría sobrevivir con un pulmón perforado. Caminó un par de pasos, tambaleándose hasta caer sobre la tierra, sintiendo la calidez de la sangre correr por su espalda a chorros y su vista se nublaba.
Justo cuando pensó que era su fin, un hombre lo sujetó por fuerza. Intentó hablar y decirle que era inútil, pensando que era uno de los mercenarios, pero ningún sonido escapó de sus labios. Lo último que recuerda es un dolor punzante en el cuello y las muñecas, además de las palabras de un hombre: “Todo está bien, Demetri, tu nueva vida te espera”.
Pasaron lo que le parecieron, innumerables días, sólo de dolor y agonía, en el que sentía que su cuerpo iba a estallar de un momento a otro hasta que, de repente, el dolor cesó.
Al despertarse, se encontraba en otro lugar, en un castillo, pero no estaba solo. Un hombre de piel blanca y cabello negro, con ojeras marcadas bajos sus ojos, estaba de pie, con apariencia tranquila, cerca del marco de la puerta. Éste le explicó en lo que se había convertido, su nueva naturaleza y que habían estado vigilándolo. Dijo llamarse Aro y ser de la realeza vampírica.
Después de dudarlo por varios minutos, se dio cuenta de que quizá era cierto, que quizá los mitos eran ciertos. No le molestaba la idea de ser inmortal. Sí, tendrían que morir algunas personas para alimentarlo, pero no era muy diferente a lo que hacía cuando era humano. Además, ya no podría regresar con su familia.
Fue así como después de aceptar formar parte del aquelarre de los Volturi y ser de su guardia, comenzó a desarrollar ese don que había llevado multiplicado a la inmortalidad; el de rastrear.
Aro estaba complacido con esa nueva adquisición, a sabiendas de lo que había hecho Demetri en su vida humana, de su formación como luchador y líder, por no mencionar el don que poseía y que sabía sería útil.
Desde ese entonces Demetri es un miembro de la guardia Volturi, siempre al frente de cualquier pelea, orgulloso de pertenecer a lo que considera la realeza, a gusto de hacer que las reglas se cumplan.
Pertenencias:
-Conserva una moneda antigua como amuleto, una vieja superstición que tiene desde humano.
-Una moto BMW R 1200.
-Un Bentley BY 8.16 Hunaudieres color negro.
Hobbies:
-Su pasatiempo favorito son las mujeres.
-Siempre que sus deberes se lo permiten, le gusta viajar.
-Le gustan los autos y coleccionarlos.
-Es un amante del arte en general. Le desagradan las personas incultas.
Temores y debilidades: Por favor... ¿Sabes quién soy?
Poder: El mejor rastreador del mundo, además de mayor agilidad y fuerza que un vampiro normal. Puede hacer funcionar su don incluso a largas distancias. La única persona a la que no puede rastrear es a Isabella Cullen.
Última edición por Demetri Vulturi el Dom Sep 05, 2010 6:57 pm, editado 1 vez
Demetri Vulturi- Mensajes : 19
Fecha de inscripción : 30/08/2010
Re: Demetri Vulturi
Rwar, te violaré cuando Natalie no vea
ok no xD
Ficha Aceptada *u*
Nada más quería aceptar una ficha .-. (?
ok no xD
Ficha Aceptada *u*
Nada más quería aceptar una ficha .-. (?
Rosie M. Vulturi- Vampiros Carnívoros
- Mensajes : 7
Fecha de inscripción : 23/07/2010
Página 1 de 1.
Permisos de este foro:
No puedes responder a temas en este foro.
Mar Nov 09, 2010 8:26 pm por Invitado
» THE CITY ROCK, BABY! (ya están afilia2)
Dom Oct 10, 2010 6:30 am por Invitado
» Camille Vulturi
Mar Sep 28, 2010 2:28 pm por Natalie A. Dorchester
» zone de fou et déchaîné (boring zone)
Dom Sep 26, 2010 8:14 pm por Camille Vulturi
» Petición de Personajes Pre-establecidos
Dom Sep 26, 2010 3:05 pm por Camille Vulturi
» Colegio Seven Roses
Lun Sep 13, 2010 11:46 am por Invitado
» x-men....la historia ha cambiado, ¿en que bando estarás?
Sáb Sep 11, 2010 12:50 am por Invitado
» Cruelty Secrets[Foro Nuevo][Normal]
Vie Sep 10, 2010 1:40 pm por Invitado
» Perdido... o algo asi [libre]
Lun Sep 06, 2010 11:18 pm por Marina Stoica